Resumen:
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" Hay que aceptar que el conflicto es parte de la realidad vital, no siempre puede evitarse, pero si puede detectarse en su estado latente y gestionarse para impedir que se profundice. El profesional de la abogacía debe estar capacitado para detectar diferenciales ocultas que, si no son atendidas de modo oportuno, desencadenan en enfrentamientos entre las partes afectadas. Cabe reflexionar sobre cuáles son las razones que justifican la necesidad de una preparación que responda al último de los requerimientos señalados, qué aspectos debieran ser fortalecidos en la formación de los abogados y cómo hacerlo, para dar respuesta a ese propósito"
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