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Resumen:
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"Quien no tiene el valor de pensar grandes cosas, sólo alcanzará cosas pequeñas". La leyenda decía que aquel que lograra separar el yugo de la lanza -atado por un nudo de múltiples cabos- del carro sagrado de Gordión conquistaría Asia. Alejandro simplemente cortó la cuerda con su espada, la que había pertenecido a Aquiles. Y la profecía se cumplió: conquistó Asia. Empezó la campaña con víveres para diez días y salarios para ocho. Y con 43.000 infantes, 6.100 jinetes, 8.000 caballos, cocineros, herreros, cartógrafos, músicos...llegó hasta la India y, cuando proyectaba conquistar Arabia, un vino envenenado acabó con las ambiciones de sus 33 años.
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